Esta publicación es una transcripción de una nota que reporté en el programa de radio Entre Pixeles.
“Lo primero de lo que te das cuenta al despertar es de la desconexión. El retraso entre pensar y sentir. Entre querer actuar y actuar. Pequeño, casi imperceptible, pero siempre presente.”
Con estas palabras comienza Citizen Sleeper. El primer videojuego desarrollado por Jump Over the Age, el estudio de una sola persona detrás de esta novela interactiva/juego de supervivencia con más de 100,000 palabras de contenido.
En los últimos años me he estado inclinando cada vez más a los juegos narrativos, y entre mis favoritos se encuentran en el momento Night In The Woods, Disco Elysium y Outer Wilds, y recientemente Citizen Sleeper. De hecho llegué a este juego gracias a mi podcast favorito de videojuegos llamado Waypoint (antes de que se "independizaran" y renombraran el podcast a Remap). En un capítulo, la periodista Renata Price comentaba que 2022 era el año de los juegazos narrativos. Con juegos como Norco, Pentiment, y en efecto, Citizen Sleeper.
Y confirmo que es un juegazo narrativo. Es una de las historias más inmersivas que he jugado, y no por los gráficos hiperrealistas, o la actuación de voz con estrellas de Hollywood (que no tiene ninguna de las dos), si no que por los diálogos del juego, que cuentan con las frases más profundas e íntimas que he leído en un videojuego.
Despierta, Sleeper
En el juego asumes el papel de une Sleeper, alguien que permitió que la empresa Essen-Arp replique su conciencia, y la instale en un cuerpo sintético, un frame, que pasa a ser propiedad de la empresa. Como cualquier objeto tecnológico moderno, tu cuerpo sintético viene con obsolescencia programada. Tu mente humana rechaza tu cuerpo cibernético, por lo que necesitas de inyecciones estabilizadoras para mantener tu salud mental y corporal. Con el fin de que dependas totalmente de Essen-Arp, el único proveedor oficial de esta medicina es la corporación a la que le perteneces.
Afortunadamente, antes de que empiece el juego escapas y terminas en El Ojo, una estación espacial en forma de anillo que todavía lidia con las consecuencias de una revolución socialista semi exitosa. Todos en un principio te reciben con recelo, ya que une Sleeper suelto significan cazarrecompensas que quieren devolverle la propiedad (tú) a su dueño (Essen-Arp). Pero con el tiempo vas conociendo a personajes escritos magistralmente, y las relaciones que creas con elles son de las más interesantes.
Dados y chips
En Citizen Sleeper, comienzas cada día tirando 5 dados que luego podrás gastar para alcanzar un resultado en algún tipo de prueba, y el resultado puede ser Positivo, Neutral o Negativo dependiendo del número del dado que gastes. Igual que (idealmente) un juego de rol, tanto los resultados negativos como los positivos avanzan el flujo de un hilo de la historia, generalmente vinculado a un personaje en específico. Cuando se te acaban los dados, puedes ir a dormir para recuperarlos, pero ojo: hay pruebas que tienen límite de tiempo, y le Sleeper pierde salud cada día que pasa sin inyectarse estabilizadores. Lo interesante, es que cada hilo de la historia, cada relación con un personaje tiene un final distinto, que puedes combinar como tú quieras. Incluso puedes parar después de el primer final, ya que después de la última prueba con cada personaje, se alcanza una resolución satisfactoria, y salen los créditos. Es tu decisión seguir atando cabos sueltos o dejarlo ahí.
Bips y bups
La banda sonora también es genial. Es justo lo que uno espera en un juego cyberpunk, pero enfocada a un estilo más meditativo y existencial, como lo amerita el juego. Los sintetizadores son abundantes, y en general el trabajo del compositor Amos Roddy es excepcional, y lo suficientemente sutil para no distraerte de la lectura.
Lo único malo es que todavía no existe una traducción al español, y al ser un juego de tanto texto, pueden haber varios conceptos de la historia que se pierdan, dependiendo del nivel de inglés del jugador.